viernes, 9 de agosto de 2013

Aromaterapia. Curar con esencias

Esta nota super interesante, sirve, no solo, para quienes tienen que rehabilitarse, sino para toda la humanidad en general.

El término “aromaterapia” se debe al químico francés Gattefosfé, que, a principios de del siglo XX, comenzó a divulgar las propiedades curativas de los aceites esenciales obtenidos de las plantas medicinales. 

El empleo de las esencias, sin embargo, se remonta a tiempos mucho más lejanos. Los egipcios las utilizaban con fines cosméticos y para embalsamar a sus muertos; la civilización griega, en los baños y masajes aromáticos, y los árabes fueron grandes maestros en el arte de la perfumería, por citar algunos ejemplos.
Los aceites esenciales, o esencias, se elaboran en el citoplasma de ciertas células vegetales y se acumula en determinadas partes de las plantas –raíces, hojas, flores-, según el tiempo atmosférico, la fase de desarrollo en que se hallen y hasta el momento del día- de ahí que su composición varíe con la época del año y la hora de la recolección.

En algunas especies se distribuyen uniformemente por todas sus células –es el caso de los pétalos de la rosa- y por ello su extracción resulta en extremo laboriosa; en otras se almacenan en bolsas secretoras, como ocurre con la corteza de la naranja, el limón o la mandarina, de modo que al estrujar la corteza, la bolsa se rompe y sale el aceite.

Los frutos de las umbeliferas- anís, comino, angélica –tienen unos tubitos microscópicos con células secretoras en su interior, y en las labiadas son unos pequeños “pelillos” los que segregan la sustancia aromática.

La composición de cada aceite esencial es compleja: está constituido por variados ingredientes, aunque existe siempre uno mayoritario: alcohol, cetona, terpenos…También es variada la proporción entre ellos, que depende de las condiciones ambientales en que se desarrolla la planta, hasta el punto de que algunas especies poseen quimiotipos distintos en función del componente que predomine.

Así por ejemplo, del tomillo, o “thymus vulgaris” , se obtienen hasta seis tipos diferentes de aceite. La recolección y, sobre todo, el proceso de extracción de la esencia son otros factores que influyen poderosamente sobre el resultado final.

MATERIA PRIMA
Las plantas aromáticas son las auténticos “fabricantes” de aceites esenciales, ya que, aunque la mayor parte los contienen, éstas los concentran en mayores cantidades. Las familias botánicas de las labiadas y umbelíferas- a las que pertenecen, entre otras, el anís, el tomillo, el perejil, la menta, el orégano, y el romero- son las principales productoras. Otros grupos de interés son el de las lauráceas-laurel- las rosácea- la rosa, fresa, melocotón-y el de las rutáceas- naranja, limón, bergamota.
La cantidad de aceite esencial que se obtiene de una planta oscila entre el 0, 01 y el 10%, aunque la proporción puede ser mayor. Los pétalos de rosa, por ejemplo, contienen muy poca: son necesarios unos mil kilogramos para lograr tan sólo cuatrocientos o quinientos gramos. De cien kilogramos de eucalipto y lavanda se extraen unos tres kilogramos, y de cien de perejil o tomillo, unos doscientos gramos.
Generalmente, las esencias son líquidas, muy fluidas, solubles en parte en agua y del todo en alcohol y aceites y éter. Suelen ser también claras y transparentes, aunque hay excepciones: la de manzanilla es de color azulado; la de bergamota, verde; la de limón, amarilla, y la de jazmín, muy oscura.
Los aceites esenciales se obtienen mediante diversos procedimientos, dependiendo de su localización en la planta. Su gran volatilidad obliga a conservarlos en recipientes herméticos, protegidos de la luz y a una temperatura de quince o veinte grados centígrados, y es, asimismo, la causa de su fácil y rápida penetración en la piel.
La técnica más empleada es la destilación al vapor. Las plantas se ponen en un recipiente con agua que se lleva a ebullición, con lo cual se obtiene un vapor de agua con partículas de aceite en suspensión; esta solución pasa por un serpentín o alambique que es enfriado continuamente con agua, de forma que se recogen en recipientes distintos el aceite y el agua. Esta agua se conoce como “hidrolato” y también se emplea con fines medicinales. El aceite obtenido posee las mismas propiedades que la planta.

AROMAS PENETRANTES
Muchas de las propiedades de los aceites esenciales están todavía en estudio o por descubrir, dada la gran cantidad de sustancias químicas que los componen. No obstante, la más estudiada es su actividad antibacteriana, conocida desde la antigüedad, y debida a su contenido en fenoles y aldehidos, como el timol del aceite del tomillo y de otras labiadas, de acción antiséptica externa e intestinal y antihelmítica.

Su poder de penetración cutánea es muy elevado, de ahí que su aplicación en forma de baños o masajes resulte una excelente opción terapéutica. Además se eliminan a través de los pulmones y los riñones, por lo que sus principios actúan también en estos órganos.

Algunos aceites estimulan las secreciones gástricas y salivares, contribuyendo al proceso de la digestión. Así, el de manzanillas antiespasmódico y alivia los retortijones y el dolor; el de romero favorece el flujo de la bilis al intestino, y el de menta combate los molestos gases. En estos casos, las aplicaciones tópicas mediante masajes en la zona abdominal resultan muy efectivas.

Las inhalaciones y los masajes en el tórax con aceites esenciales de eucalipto, tomillo, lavanda y orégano tienen acción expectorante, fluidifican las secreciones bronquiales y favorecen su eliminación, y son espasmódicos y antisépticos. Los de manzanilla y geranio se aplican mediante masajes en la zona sacrolumbar para ayudar a disolver los cálculos urinarios.

Algunas de las esencias son estimulantes del sistema nervioso –cedro, limón y menta- mientras que otras, como la lavanda y la melisa, resultan magníficos sedantes.

Por último los aceites esenciales actúan como purificadores del aire cuando se vaporizan y dispersan en el ambiente. En la Edad Media era costumbre hacer hogueras en las plazas públicas y echar al fuego plantas aromáticas para ahuyentar las epidemias y la peste.

LA CASA PERFUMADA
A principios del siglo XVI se perfumaban las estancias con romero, espliego, angélica o menta; de esta forma quedaban impregnadas de un suave aroma, pero también desinfectadas. Muchas hierbas son excelentes insecticidas y purificadores del ambiente. Aunque sin duda la que más perfuma es la rosa, por su aroma delicado y balsámico.

Cualquier rincón del hogar resulta adecuado para colocar un cestito de mimbre que contenga una mezcla aromática, como la que proponemos a continuación: pétalos de rosa, hojas de laurel, hojas y flores de eucalipto, hojas de nogal, mirto, tomillo y salvia, mezcladas con jengibre, canela y vainilla cortados en trozos más bien grandes. Cada vez que el perfume comience a debilitarse añadiremos unas gotas de alcohol o esencia de rosas.

En la despensa, para ahuyentar a los gorgojos, podemos poner hojas de laurel junto a los paquetes de harina, arroz o legumbres. La naftalina puede sustituirse por saquitos de seda o muselina rellenos de espliego y toronjil bien pulverizados. Son igualmente eficaces y de aroma mucho más delicado.

EN EL BAÑO
Hay que aprovechar al máximo las virtudes de los aceites antes de que comiencen a volatilizarse. Para ello echaremos unas tres o seis gotitas en la bañera una vez que esté llena. Después, para que se disuelvan, se remueve bien el agua, que no tiene que estar demasiado caliente, sobre todo en los baños estimulantes.

Es mejor tomar los baños sedantes, cuya función es calmar, relajar y ayudar a conciliar el sueño, por la noche, antes de dormir, y dejar los estimulantes para la mañana. En este último caso emplearemos sólo dos gotas de aceite si se tiene la piel sensible, ya que las sustancias de este tipo pueden resultar algo irritantes.

Son plantas estimulantes la menta, el cedro, el romero, el pino, el enebro y el limón, y sedantes, la manzanilla, la melisa y la lavanda. Si se pretende aliviar los pies cansados y el sudor no hay nada como un baño con aceite de romero, enebro o ciprés.

Para la elaboración de perfumes y aceites para el baño y el masaje doméstico es recomendable utilizar los aceites suaves y tomar algunas precauciones. Así, no hay que aplicarlos directamente sobre la piel, ya que puede irritarla, ni en el embarazo sin consultar antes con el médico, ya que algunas de estas sustancias están contraindicadas durante este período. Por último, debe evitarse el uso prolongado de un mismo aceite.


MAYTE SUAREZ SANTOS
Periodista científica especializada en Medicina

nota de medicina de rehabilitacion

SOBRE LOS ACEITES

HEMOS PUBLICADO VARIAS OPCIONES PARA COLABORAR CON EL CRECIMIENTO Y LA FORTALEZA DEL CABELLO, PARA PODER TENER MAS OPCIONES PUES EN CADA PAÌS, HAY MAS FACILIDAD DE CONSEGUIR UNOS QUE OTROS, ENTONCES, ES INTERESANTE TENER DIVERSIDAD.

TAMBIEN ES VITAL RECORDAR QUE LA CALIDAD DE LOS ACEITES QUE CONSUMIMOS ES SUMAMENTE IMPORTANTE, PUES, INGRESAN A NUESTRO ORGANISMO POR LA PIEL. 

12 ACEITES ESENCIALES PARA AYUDAR AL CRECIMIENTO DEL CABELLO

12  aceites para crecer el cabello y 3 recetas.


Aceite de coco

Durante miles de años, el aceite de coco se ha utilizado para proteger, limpiar y nutrir el cabello. La composición química del aceite (triglicéridos de cadena media) pasa fácilmente a través de la membrana celular de tu pelo para penetrar profundamente el eje del cabello en sí. Esto permite que el aceite de coco evite la pérdida de proteínas y reemplaza los aceites naturales del cabello perdido debido a la exposición diaria a las toxinas y champús frecuentes. Un masaje tópico con aceite de coco natural es el mejor método para su aplicación. Mantener el cabello saludable no sólo previene la pérdida de cabello, pero puede ayudar a volver a crecer el pelo.

Aceite de Oliva

La hormona dihidrotestosterona (DHT) pone una llave en el cabello y reduce el tamaño del folículo piloso. Por lo general, se considera que es una gran parte de la causa de patrones de calvicie masculino. El aceite de oliva bloquea el DHT para que no haga trabajo sucio y promueve el crecimiento normal del pelo. Al estar cargado con antioxidantes, el aceite de oliva libera la piel de los radicales libres, estimula la circulación y aporta nutrientes al cuero cabelludo y a los folículos pilosos también. 

Aceite de Lavanda.

Además de ser el aceite esencial más popular, la lavanda también se considera ser uno de los tratamientos naturales más eficaces para la prevención de la pérdida del cabello. Su capacidad para combatir la alopecia areata (una condición común responsable de la pérdida excesiva del cabello) permite un considerable re-crecimiento dentro de meses de uso regular. Junto con los efectos preventivos, el aceite de lavanda es un poderoso antiséptico. Las propiedades desinfectantes de este aceite no sólo tratan muchas afecciones del cuero cabelludo, sino también luchan contra los microbios, hongos y otros virus.

Aceite de Ricino.

Aunque comúnmente es conocido por su uso como laxante natural, el aceite de ricino es también muy eficaz en el tratamiento de la pérdida del cabello. El aceite de ricino contiene ácido ricinoleico: un fuerte agente antibacteriano y anti-fungicida, que protege el cabello y el cuero cabelludo de infecciones. Los ácidos grasos omega-9 y las propiedades humectantes del aceite hidratan y nutren el cabello dejándolo grueso, brillante y fuerte. 
Aceite de Jojoba.

Derivado de la semilla de la planta de jojoba, esta cera líquida es similar en composición al sebo, la crema hidratante / acondicionador natural producida por el cuerpo. A diferencia de la mayoría de los otros aceites utilizados en los tratamientos del crecimiento del pelo, el aceite de jojoba no penetra en el cabello. Más bien sella el folículo piloso para sellar la humedad. Romper la acumulación de la costra es cómo la jojoba beneficia la salud del cabello. La costra del sebo hace el cabello quebradizo y crea un bloqueo en la raíz. 

Aceite de Almendras.

Prensado en frío de las semillas de almendras, el aceite de almendras está del lado del aceite de oliva por su capacidad para proteger e hidratar el cabello. Cuando masajeas en el pelo, el aceite de almendras elimina la acumulación de células muertas de la piel y alivia la inflamación del cuero cabelludo y permite que el pelo crezca libremente. Aunque el aceite de almendra no es conocido como que ayude a crecer el pelo, sí protege y estimula el crecimiento de los folículos pilosos existentes haciéndolos menos propensos a la rotura. El aceite de almendra es también muy eficaz en el tratamiento de enfermedades de la piel como dermatitis seborheic. Las personas con alergias a las nueces deben tener precaución al utilizar aceite de almendras y deben dejar de utilizar si se producen reacciones alérgicas en la piel.

Aceite de Romero.

El aceite de romero se destila de la hierba de romero, un miembro de la familia de la menta por sus numerosos beneficios para la salud interna y externa. El aceite es conocido como que ayuda a dilatar los vasos sanguíneos y estimula la división celular. Esto, a su vez, estimula los folículos del pelo para producir nuevos cabellos. El aceite de romero también se cree que inhibe tanto la pérdida de cabello y encanecimiento, además de la eliminación de la caspa y suaviza el cuero cabelludo escamoso. Las propiedades desinfectantes del aceite también ayudan en la prevención de las bacterias y otros organismos dañinos que prosperar en el cabello y el cuero cabelludo.


Aceite de pescado.

Contiene 2 ácidos grasos omega-3 esenciales, el ácido eicosapentaenoico (EPA) y ácido docosahexaenoico (DHA). El aceite de pescado durante mucho tiempo ha sido conocido por ser un componente crítico para la salud ya que nuestros propios cuerpos no producen estos mismos ácidos. La lista de beneficios para la salud del aceite de pescado es larga e impresionante. Aunque no ha habido suficiente investigación realizada sobre los beneficios del aceite de pescado en el crecimiento del pelo para establecer una relación directa, se sugiere que los efectos nutritivos del aceite que tiene en la piel, también se aplicarían al cabello. A diferencia de otros aceites esenciales, el aceite de pescado no se utiliza por vía tópica. Se toma en forma de cápsula y pone sus poderes curativos a ser utilizados desde dentro hacia fuera.

Aceite de Árbol de Té.

El aceite de Árbol de Té (comúnmente conocido como aceite de melaleuca), en una solución diluida ayuda a desbloquear los poros tapados en el cuero cabelludo. También hidrata la piel y el pelo, y las condiciones de sus propiedades anti-bacterianas protegen la piel contra las infecciones bacterianas y fúngicas. Mediante la promoción de la salud general del cabello y el cuero cabelludo, así como impulsando todo el sistema inmunológico del cuerpo, el aceite de árbol de té es muy eficaz en la curación de cabello dañado ya que le permite crecer largo, grueso, fuerte y saludable. 

Aceite de Aguacate.

El aceite de aguacate es una fuente poderosa de propiedades beneficiosas que son todas muy importantes cuando se trata de mantener el cabello bien nutrido y saludable. Este potente brebaje compuesto de vitaminas esenciales, incluyendo la vitamina A, esencial para promover el crecimiento de células sanas de los folículos pilosos, vitamina B6 para mantener el color y el brillo del cabello, y a prevenir la pérdida de cabello; y la vitamina E, un poderoso antioxidante que ayuda a aumentar el fluído sanguineo a los folículos del pelo y el cuero cabelludo para estimular el crecimiento del cabello sano.

Tratamiento caliente de aceite de Aguacate.

1 cucharada de aceite de aguacate
1 cucharadita de aceite de oliva

Mezclar los aceites juntos y calentar ligeramente. Masajée con los dedos en el cuero cabelludo y el cabello durante 15 minutos aproximadamente. Remoja una toalla en agua caliente, retira y exprime el exceso de agua. Envuelva el cabello con la toalla y deja actuar durante 20 minutos. Enjuague y lava como de costumbre.
Aceite de Mostaza.

El aceite de mostaza ha demostrado ser un tratamiento muy eficaz para aquellos que sufren de pérdida de cabello. El aceite de mostaza contiene altos niveles de selenio y zinc, esto es importante ya que los estudios han demostrado que la pérdida de cabello puede comúnmente ser un resultado directo de la falta de estos dos nutrientes.

El aceite de mostaza es un estimulante. Estimula la piel en el cuero cabelludo, crea una sensación de calor a medida que aumenta la circulación sanguínea y ayuda a eliminar el exceso de acumulación de cualquier aceite en el cuero cabelludo. Todos estos factores están directamente relacionados con el mantenimiento de un cuero cabelludo sano, haciendo el pelo más fuerte y en última instancia, ayuda a reducir o incluso prevenir la pérdida de cabello.

Tratamiento para el pelo con Aceite de Mostaza.

Mediante el uso de este tratamiento nutritivo con aceite de mostaza 3 veces o más por semana, te darás cuenta de que tu pelo se hace más fuerte, más saludable y con más rápido crecimiento en tan sólo 3 semanas.

- Peina el cabello y hacer un apartado central
- Coloca una pequeña cantidad de aceite en la palma de tu mano y frota para distribuir
- Aplicar aceite de mostaza en un lado y dar un suave masaje en las raíces y luego aplicar en la otra parte. Peina el cabello.
- Cubre con papel plástico o un gorro de ducha. Secar el pelo con un secador de pelo durante aproximadamente 10 minutos para asegurar que el aceite penetra en el eje del pelo.
- Lava bien el cabello y enjuaga con agua fría.

Aceite de Semilla de Uva.

El aceite de semilla de uva contiene potentes propiedades hidratantes que se consideran eficaces cuando se utilizan en el cabello y el cuero cabelludo; tiene la capacidad de transformar el cabello como ningún otro sistema de tratamiento del cabello. Este aceite en particular es mucho más ligero y con menos grasa que sus rivales, como el aceite de oliva, debido a su composición ligera que se absorbe fácilmente en la piel y el cabello sin apelmazar y eliminar el volumen. El aceite de semilla de uva es adecuado para su uso con cualquier tipo de cabello y porque contiene cualidades hipoalergénicas, es ideal para aquellos que tienen la piel sensible. Es una sustancia clara y es casi completamente inodora, por lo que es el compañero perfecto para el uso con los champús y acondicionadores naturales.

Receta para tratamiento para cabello con Aceite de semilla de uvas.

• 4 cucharadas de aceite de semilla de uva
• 4 cucharadas de aceite de jojoba
• ¼ cucharadita de ylang ylang
• ¼ cucharadita de lavanda

Añadir el aceite de semilla de uva y aceite de jojoba en una bolsa de plástico con cierre hermético. Añadir ylang ylang y lavanda. Sumergir la bolsa de plástico en un recipiente con agua caliente durante aproximadamente 3 minutos o hasta que el aceite se siente caliente al tacto. Eliminar el aceite de la bolsa y colóquela en un recipiente. Aplique la mezcla directamente sobre el cuero cabelludo, mientras masajear suavemente con las yemas de los dedos por completo revestiendo cada hebra de cabello. Dejar actuar durante unos 30 minutos y luego enjuagar y lavar como de costumbre.

Siempre usa el sentido común y cuidado al aplicar o ingerir cualquier remedio holístico u homeopático ya que no todos son seguros para todos. Si eres propenso a alergias, estás tomando otros medicamentos recetados, estás embarazada o en lactancia, muy jóven o muy viejo, por favor, ten mucho cuidado y sólo usar estas sustancias bajo la supervisión de un médico. Un poco de investigación puede tomar un largo camino para estar seguro de que tomas decisiones seguras y eficaces en tratamientos holísticos y homeopáticos para el pelo.


Nota de una vida lùcida